Viva La Sierra, dentro de mi
habitual colaboración en el mismo.
Transcurrido el periodo estival, reanudo mi colaboración en este periódico puramente serrano, para abrir esta temporada con un hombre de leyenda. O mejor dicho, con un portero de leyenda. Y es que existen leyendas futbolisticas, nacionales, y por supuesto, mundiales, y otras mas humanas, que quedan guardadas en la memoria del fútbol local. El protagonista de este articulo, es una de ellas. Y es que, probablemente, mi ultima visita a Cortegana removió viejos recuerdos plasmados en la instantánea fotográfica de nuestra memoria y revisados de manera lenta y pausada, para reciclar las palabras exactas que configuren el cuerpo principal de este articulo, para construir un perfecto mecanismo de añoranza y agradables recuerdos de historias como es este caso, oídas por familiares y vecinos, para dejarnos la herencia humana y urbana , que no necesita notario. Por ello, cuando escribo estas líneas, quiero dedicarlas a un hombre que fue apodado cariñosamente como “ Gorila “. Hombre, amante del balompié mas cercano al aficionado. Es decir, al fútbol ejercido por un grupo de amigos, que defendían el escudo, de uno de los clubes mas importantes, queridos, y admirados, del balompié onubense, como es nuestro, C. A. Cortegana. Como es lógico, no lo conocí, pero recuerdo haberle escuchado a mi abuelo materno y también, a mis padres, que fue un extraordinario portero. Para muchos, el mejor que a lo largo de su historia ha tenido el equipo corteganés. Y es que, pese a su corta estatura física, potenciada, según me dicen por su gran humanidad, su agilidad felina, sus reflejos, su perfecta colocación bajo los palos, hicieron de Gorila, allá por la década de los años 40, el mejor portero de la Sierra de Huelva. Me cuentan, que cuando “Gorila “ actuaba, en sus intervenciones a lo largo de un partido, era todo un espectáculo. Vamos, un autentico porterazo , como diríamos en la actualidad. Probablemente, y creo no exagerar, sin nada que envidiar hoy en día a los Casillas, Buffón, Palop, Reina o Iraizoz. Los rivales lo temían, era, una autentica muralla, tremendamente complicado de batir. Y sus compañeros, sabedores de que la portería del Club Atlético Cortegana , estaba perfectamente defendida , jugaban con una mayor comodidad y tranquilidad. Las cualidades futbolisticas de este guardameta , dicen, que sencillamente eran extraordinaria para la época, y le hicieron ganarse una famosa coplilla entre los aficionados al fútbol local, que aún se recuerda con nostalgia y cariño, aquella que decía así: “ Al Aroche 5 a 0 y con Gorila de portero “. Ahora, que soy poseedor del libro “ C. A. Cortegana : 70 años de historia “, escrito ,por mi buen amigo, Antonio Manuel Rodríguez , contemplo con emoción contenida ( por un instante deseo con todas mis fuerzas, viajar por el túnel del tiempo y regresar a aquellos años, solo para contemplar una buena parada de Gorila ) las fotografías de aquellos primeros años y en ellas aparece “ Gorila “. Pantalón negro, camiseta blanca , guantes de cuero, rodilleras y gorra. Probablemente, Gorila, pudo convertirse, casi sin darse ni cuenta, en el autentico ídolo de los niños y jóvenes de la época, que soñaban con defender la portería del equipo de fútbol local. Probablemente - y salvando las distancias – este excelente guardameta, pudo ser otro Ricardo Zamora.
Vamos, el Zamora local, que arriesgaba su físico, para defender una ilusión , una ambición, como era la amistad de un equipo, que amaba profundamente sus colores. De un equipo, que desconocían esas “infidelidades balompédicas “ desgraciadamente instauradas en el fútbol actual. Gorila, dejo una huella que sera tremendamente imposible olvidar. Como dejaron huella, otros anónimos y excelentes porteros de leyenda, como el protagonista de este articulo, pero que recibirán siempre el cariño y el recuerdo de los que lo vieron jugar en los dos terrenos de juego. En el de la vida, y en el de la cancha deportiva. Por ello, dicen que aún hoy, cuando el guardameta del C.A. Cortegana defiende, a lo largo de un partido la portería local, tiene tras de si la sombra alargada, y a la vez, hermosa, de un hombre, que fue guardián de una portería , pero que también, se convirtió en guardián de los derechos sociales y de las inquietudes de un pueblo, que vivía, bajo la unidad del amor a unos colores. Por ello, cuando contemple el magnifico césped instalado en el Estadio San Rafael, no puede evitar pensar ¿ Cuantas antológicas paradas hubiera realizado Gorila en ese terreno de juego? Difícil respuesta, pero seguro que él ahora, defiende la portería del equipo celestial de Cortegana. ¡Dios mío ¡, cuanto me hubiera gustado conocer a “ Gorila “.
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