miércoles, 14 de abril de 2010

ESCRIBIENDO A LA VIRGEN DE BELEN


Imagen de Nuestra Señora de Belen ( Foto : zafracofrade.com )

Articulo publicado en la revista de la Hermandad
de la Virgen de Belen / Quasimodo 2010

Eran alrededor de la 11 de la mañana del pasado miércoles 20 de Enero, cuando el Hermano Mayor de esta sagrada hermandad de Nuestra Señora de Belén, me detiene en la Plaza de los Escudos, nos felicitamos mutuamente el año nuevo ( no en balde, desde el nacimiento de este 2010 , nuestros caminos no se habían cruzado ) y me vuelve a repetir la petición verbal, que me solicita cada año.

-Amigo José César, quiero volver a contar con tu articulo en la nueva revista , ya estoy trabajando en ello, tus artículos son muy buenos, y quiero contar una vez mas con tu participación.

-Gracias, vamos a ver si la inspiración es positiva este año, como en años anteriores, así que lo intentaremos, le respondo.

Nos despedimos recordándome la fecha limite de entrega. Ante dicha petición, el autor de estas líneas empieza a recordar de memoria los artículos previos, publicados en esta misma revista y mientras vuelvo a visionar en la pequeña pantalla las dramáticas imágenes del terremoto de Haití, decido escribirle a la Virgen de Belén, para solicitarle, que no vuelva a repetirse tragedias como las que en ese país se han protagonizado. Escribiendo a la Virgen de Belén, me envuelvo esa misma tarde, ante mi ordenador, para escribirle a Nuestra Señora de Belén que el amor que Ella, como Madre de Dios, entregó, siga reinando entren los seres humanos. Un año mas, y como si la inmensa noria de la vida, mantuviera su continuo giro, nos ubicamos junto a la ermita, para esperar el pregón. Para recibir las palabras del sacerdote en la Santa Misa. Para rezarle a Maria, que envuelve el particular Belén de esta Zafra, que espera durante el resto del año la celebración de una romería que viene a expresar sentimientos religiosos y festivos, porque mientras sigo escribiendo a la Virgen de Belén, me doy cuenta que ambos sectores pueden, y así lo hacen cada año, convivir perfectamente, en esa hermoso “ matrimonio “ donde los recuerdos de viejas instantáneas fotográficas nos pueden llenar de lagrimas nuestros ojos. O quizás mientras concursamos en la tradicional elaboración de calderetas, queremos expresar así la alegría de mantener la mas exquisita gastronomía, como es la española.

Sigo escribiendo a la Virgen de Belén , para darme cuenta que el amor a Maria me trae hasta el camino articulístico o periodístico, y expresas con palabras una bendición mariana que durante el año, no importa la distancia, bendice la vida cotidiana de esta ciudad, y decirle en versos adornados con flores primaverales "Belén, es tu nombre rosa de jardín / luz de eterna mirada,/ a rezarte van los segedanos/ en una jornada de campo y alegría. Belén,/ dulce es tu rostro/ para gritarte mil veces guapa , guapa, guapa/ y establecer la comparación/ con la imagen mariana de gloria o de pasión ". Escribiendo a la Virgen de Belén, es recordar lo que ya dejaba plasmado en otro de mis artículos,“ cuando vayamos a verla , allí se encontrará esta imagen mariana con el deseo de establecer, su pequeño recorrido procesional, sobre una humilde parihuela “. Si, estación penitencial que no llevará, cruz de guía , ni nazarenos. Donde no se escucharan marchas procesionales, o donde el costalero no sentirá el esfuerzo de el costal. Pero estación penitencial, que el romero y belenista, sentirá como único, cuando ve a la Madre de Dios, establecer su paseo en una perfecta conjunción entre el cielo y la tierra. Escribía en uno de sus artículos el desparecido escritor uruguayo, Mario Benedetti “ En un platillo de la balanza coloco mis odios. En el otro, mis amores. Y he llegado a la conclusión. De que las cicatrices enseñan y las caricias también “

Y esa es la balanza donde también se mueve, el hermano que siente el amor de esta imagen mariana, para establecer múltiples combinaciones de amores humanos, que no entiende de sexo , raza o edad. En la balanza de la que hablaba Benedetti, también están las caricias que del ser humano sentimos durante el año. Caricias o besos. Besos de hermanos. O besos de amor, todos ellos, bendecidos por una madre que acoge cada año, la alegría del hermano cristiano al ver a Jesús resucitado , para celebrar, da igual que sea unos días mas tardes, la victoria de la vida sobre la muerte, que aquel niño nacido en un Belén ( fíjate también ese lugar, llevaba tu nombre ) protagonizó el acontecimiento mas grande que cambio el universo.

Escribiendo a la Virgen de Belén, comienzo a sentir una extraña sensación en el interior de mi alma. En la fuerza de mi corazón, para hacer trabajar mis dedos, con la mayor velocidad posible, en el teclado de mi ordenador y volver a recordar otro fragmento. Es decir, aquel en que Belén es fé y admiración. Fe, para llenarnos de ilusiones inusitadas y admiración por la Madre de Dios, no importa si su iconografía refleja el dolor por la muerte del hijo amado, o la alegría por su resurrección. Escribiendo a la Virgen de Belén nos damos cuenta que es cristianismo y fiesta campestre. Escribiendo a la Virgen de Belén , revivimos el encuentro en la ermita convertida en su hogar. Escribiendo a la Virgen de Belén , recibimos con alegría cada descripción de su nombre, con la intención de multiplicar por un millón, el mayor ejercito jamás contemplado por la humanidad. Y ese no es otro que el ejercito cristiano.

Queridos amigos. Queridos lectores de esta revista, me detengo un instante en la elaboración de las líneas, que configuran este articulo, y escucho con enorme atención una del as mas hermosas canciones de amor escritas nunca “ El Hombre del Piano “ cantada en la voz de Ana Belén, que suena como acompañante musical a mi escritura, y me doy cuenta, que probablemente muchos de nosotros, somos también ese viejo pianista, que “ acaricia “ las teclas de su viajo piano, para desahogar su amargura. Para sentirse emborrachado, no solo en alcohol, sino también en amor. En un amor a Maria, que este caso lleva el nombre de Belén y simboliza así , la victoria de la fe cristiana, contra aquellos que ahora quieren quitárnosla, y todos sabemos quienes son los que configuran ese ejercito ,que absolutamente nada tiene que hacer, ante el ejercito invencible del amor y de la fé. Ese ejercito, donde la Virgen de Belén es la capitana en esta celebración – insisto en ello – romera y cristiana. Escribiendo a la Virgen de Belén, me doy cuenta que también en ese hermoso poema hecho música, que puede ser una canción , el viajo pianista, quiere apartar su particular granito de arena , para viajar hasta el “ Mediterráneo “ cristiano y bañarnos de amor. Y bañarnos de hermosas palabras . Y bañarnos de buenos gestos, hacia el prójimo, para establecer la solidaridad contra los que – allá ellos – solo siente celos, envidias, rencores e hipocresía. Si , Santísima Virgen de Belén , en ti esta también el sueño de los niños y niñas que llegan cada año a tu ermita , para verte hermosa, en el día grande de tu festividad y recibir los rayos solares de una nueva esperanza cristiana.

Escribiéndote a ti, Virgen de Belén, quiero en mi compromiso anual, dejarte mis últimas palabras y decirte lo que dejó escrito Leonardo Da Vinci “ La pintura es poesía. La poesía es pintura ciega “. Y es que la Virgen de Belén, es ambas cosas. Poesía, para inspirar a poetas enamorados de un amor, difícilmente comprendido, si no se siente desde la mas tierna infancia, una semilla que va creciendo en nuestro interior. Y pintura, para plasmar en un lienzo inmaculado, cada pincela de belleza que esta imagen de Maria nos refleja. La canción de Ana Belén ha llegado a su final , como estas líneas escritas a Maria, que lleva el nombre Belén. ¡ Feliz Romería ¡.




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